para aceptar los caminos que Él ha escogido para obrar en nosotros. Tales caminos se exponen claramente en la Biblia y, especialmente, en las palabras y la persona de Jesús. Él nos invita a abandonar nuestros incómodos caminos cargados de pesados esfuerzos –especialmente los «religiosos»– para compartir con Él su instructivo yugo. Es un camino de ternura y humildad, de descanso para el alma. Es un sendero de transformación interior que demuestra que compartir su carga con Él es una vida fácil y ligera
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